Desde que el Papa Urbano IV instituyera la fiesta litúrgica del
Corpus, en el siglo XIII, la cristiandad la ha celebrado a lo largo de los
siglos con expresiones distintas según la forma de ser de los pueblos y de las
gentes. El pueblo de Bigastro, desde hace unos años, se está volcando en
engrandecer esta fiesta en honor del Santísimo Sacramento y sobre todo en el
culmen de esta fiesta, que es la procesión. Un grupo parroquial de 25 personas
son los encargados de organizar y dirigir la fiesta, contando con la ayuda económica de todos los vecinos. En
la víspera se dado un magnífico concierto en la plaza de la Iglesia a cargo de
Sociedad Unión Musical de Bigastro. En la noche del sábado, a las 00’00 horas,
con un gran volteo de campanas y cohetería se anuncia el comienzo del gran día
del Corpus Christi. Se ha introducido la tradición de la Catedral de Sevilla de
bailar un grupo de niños delante del Santísimo con el baile de los seises. Al
salir del Templo la custodia parroquial, llevada bajo palio, se interpretan
unas piezas musicales del renacimiento desde el balcón de la Iglesia. Una
alfombra de pétalos de flores, de cerca de 40 metros cuadrados, preside la
plaza de la Iglesia. Ochocientos metros de guirnalda adornan la plaza y las
calles. Se han incorporado cuatro altares monumentales en el trayecto de la
procesión, dedicados a la patrona del pueblo, la Virgen de Belén, el patrón San
Joaquín, el Cristo resucitado y al Beato Juan Palo II, la puesta en pie de los
altares ha ido a cargo de las cofradías del pueblo. Reproducciones de grandes
lienzos de la pintura del renacimiento decoran los balcones de la plaza de la
Iglesia. En el trayecto de la procesión se han esparcido yerbas aromáticas del
campo, tomillo, romero y pliego. Los vecinos de las calles principales han
extendido en sus balcones cubiertas, mantones y banderas, acompañados de ramos
de flores que cuelgan por los balcones. Al entrar la Custodia al templo
parroquial se ha interpretado el “Cristus Vincit” con acompañamiento de órgano,
trompetas y timbal. El mejor de los teólogos que ha tenido la Iglesia en todos los
tiempos, santo Tomas de Aquino, en el oficio litúrgico, había invitado a todos
para que en tan fausto día nada se regatease de cuanto pudiera servir a la
magneficiencia de la jornada (quantum potes, tantum aude, quia maior omni laude
nec laudare sufficis” = alábale cuanto puedas pues, por mucho que te excedas,
todo es poco en su loor”). Una gran
voluntad de seguir adelante en el engrandecimiento de esta fiesta está en el
ánimo de estas gentes, y no cabe duda que con el tiempo se ha de convertir en
referente del Corpus en toda la comarca.
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