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lunes, 26 de marzo de 2012

DOMINGO DE RAMOS

 ¡EL SEÑOR ES EL SIERVO! 

Aurelio Ferrándiz García
Secretariado de Catequesis

Isaías 50, 4-7
Filipenses 2, 6-11
Marcos 11,1-10; 14, 1-72; 15,1-47

1.      MENSAJE: ¿Quién es Jesús? El Señor-Siervo
ü  Preguntas que lanza el sacerdote: Hoy es un día especial, mucha gente llena el templo parroquial, pero si preguntásemos a la salida de templo ¿quién es Jesús? La gente nos daría muchas respuestas. ¿Qué creéis que nos respondería la gente? ¿Qué nos responde el evangelio que narra la entrada de Jesús en Jerusalén? ¿Os habéis fijado que la palabra que más se repite en todo el evangelio que hemos leído al bendecir las palmas ha sido la palabra borrico? ¿por qué razón?

El Mesías-Servidor

La liturgia de este domingo de Ramos, como toda la Semana Santa, nos da la respuesta evangélica: Jesús es el Mesías- Siervo, humilde y pobre para los pobres. Y todo esto lo significó Jesús muy bien entrando en Jerusalén, entre aclamaciones y vítores, pero montado en un borrico, que era el animal de la gente humilde y sencilla. Para que os hagáis una idea es como si el Papa Benedicto XVI, que acaba de visitar México, hubiera llegado montado en un borrico. En los tiempos de Jesús, la gente potente andaba en caballo y la gente humilde en borrico, por eso Jesús lo prepara todo a la perfección porque quería resalta que era el Mesías de Dios, que tenía toda la fuerza y el poder de Dios, pero dirigido a la gente humilde y sencilla, para los que se abren a su gracia. Así quiso comenzar la Semana más importante de su vida: señalando su humildad y pequeñez. Lo que iba a hacer, su entrega en la cruz, lo hacía con amor, como servidor del Padre  y de los hombres. Los vítores y las aclamaciones no nos deben distraer del autentico mensaje de este día: es el Mesías Servidor de los pobres y humildes.

TRADUCIDO EN SIGNOS:

·         Se presenta una palma, un ramo de olivo, un manto que son los elementos que utilizaron en Jerusalén para aclamarlo como Mesías y una cruz para significar su entrega en el dolor y la pasión.





2.      MENSAJE: Cruz y gloria, fracaso y triunfo, Viernes Santo y Domingo de resurrección. Sábado Santo
ü  Preguntas que lanza el sacerdote: Es importante pensar a donde lo llevó la pasión y la cruz? ¿Terminó todo en el fracaso de la cruz? La Semana Santa tiene dos caras de una misma realidad ¿cuáles son?  Son dos dimensiones de la vida de todo cristiano    


“Él se humilló pero Dios lo exaltó”

La segunda lectura, que es un himno de San Pablo, nos da la perspectiva para entender esta Semana Santa: Cristo se humilla voluntariamente despojándose de su rango, de los privilegios de su divinidad, para asumir la debilidad y la humillación en la pasión y la cruz. Pero esto no será la última palabra. Dios le tenía preparado la victoria y la resurrección. Aprendamos de Cristo a saber sufrir las contrariedades de la vida, a confiar en Dios cuando las cosas no las entendemos, cuando nos salen mal, para que Dios actúe y se realice su voluntad. Al final Dios tiene siempre la razón, y nuca defrauda. La ley de la proporción evangélica dice esto: A tanta humillación de Jesús, tanta exaltación de Dios.   
TRADUCIDO EN SIGNOS:
·         Se presenta el cirio pascual de este Semana Santa sin encender: es el símbolo de la resurrección del Señor que vamos a celebrar esta próxima Vigilia pascual

3.      MENSAJE: La pasión es el centro del Nuevo Testamento, de la vida de Jesús y de  la vida de un cristiano
ü  Preguntas que lanza el sacerdote: ¿Quién sabe por dónde comenzó a escribirse los evangelios, por el comienzo del nacimiento en Belén o por el final de la pasión y resurrección de Jesús?  ¿Por qué creéis que la pasión de Jesús ocupó un puesto tan importante en la vida de los primeros cristianos? 

“Pasión de Nuestro Señor Jesucristo”

Los evangelios comenzaron a escribirse a partir del relato de la pasión del Señor. Constituye el centro de nuestra salvación. Jesús nos salvó con bellas palabras o largo discursos, sino con su entrega en la cruz, cumpliendo la voluntad del Padre. Allí demostró lo mucho que ama a los hombres, hasta derramar su sangre. Hay que mirar bien la pasión, meditarla, rezarla  y agradecerla porque es la fuente de nuestra redención. San pablo lo descubó muy bien, cuando dijo: “Me amó y se entrego por mí”.

TRADUCIDO EN SIGNOS:

·         Se presenta un Leccionario donde se narra la pasión del Señor que vamos a leer esta Semana Santa y una vela encendida como signo de oración y meditación, que es lo que vamos a leer en estos días.               
         

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